domingo, 7 de febrero de 2010

SI, SI, REGION CARIBE YA!


¡SÍ, SÍ, REGIÓN CARIBE YA!

Amylkar D. Acosta M
“El Caribe es una espléndida realidad y su común
destino no deja lugar a dudas”. Alejo Carpentier

Con la Constitución de 1991 se dio un avance sideral, al reconocer la autonomía de las regiones , las cuales desde entonces pueden llegar a constituirse en entidades territoriales , al tiempo que reconoce y protege la diversidad étnica y cultural de la Nación colombiana . Colombia, desde siempre, ha sido un país de regiones claramente diferenciadas unas de otras. Como lo sostiene Juan B. Fernández R, ex director de El Heraldo y ex constituyente, las regiones “son entidades territoriales perpetuas; tienen base geográfica y fundamento geopolítico; científicamente se puede demostrar su existencia, delimitarlas y mostrarlas sobre un mapa”. Podríamos decir sin hipérboles que Colombia posee en su unidad en la diversidad su mayor fortaleza. Tal y como lo dejó establecido la Corte Constitucional en su Sentencia C – 535 de 1996, es preciso que la concepción de la unidad se dé “como el todo que necesariamente se integra por las partes y no la unidad como bloque monolítico”
No obstante, transcurridos casi 19 años de vigencia de la nueva Carta, tales reivindicaciones siguen siendo letra muerta a falta de su desarrollo. Después de 17 frustráneos intentos, sigue sin expedirse la Ley Orgánica de Ordenamiento Territorial (LOOT) como lo manda la propia Constitución, lo cual impide que la regiones se puedan constituir siquiera como Regiones Administrativas y de Planificación (RAP) y mucho menos como entidades territoriales (RET). Lo que hace que el revanchismo centralista despojó a las regiones de los CORPES, estas no cuentan con planes de desarrollo y, desde luego, no es posible su inserción en los planes nacionales de desarrollo por sustracción de materia y ello es muy grave. De allí los grandes desequilibrios regionales en crecimiento, desarrollo y calidad de vida de sus poblaciones, llevando la periferia la peor parte. Basta con señalar que el crecimiento promedio de la región Caribe en los últimos años ha sido de 5,4%, inferior al crecimiento del PIB nacional del 6,78%. Cundinamarca, Antioquia, Bogotá y Valle del Cauca (el “triángulo de oro de la economía colombiana”) en el 2006 acapararon el 51,33% del PIB nacional. Entre tanto, la región Caribe con 21,3% de la población total del país se tuvo que contentar con 14,3% de participación en el PIB, muy por debajo de Bogotá que capturó el 25,9% (con el 16,3% de la población) y de Antioquia que tiene el 14,5% (con el 13,5% de la población). Es más, mientras Cundinamarca, Antioquia, Bogotá y Valle participaron en 2008 con el 64% en las exportaciones totales, el Caribe a duras penas alcanzó el 24%. Huelga decir que todos los indicadores sobre calidad de vida de la región Caribe están por debajo del promedio nacional.
Ya es hora de nivelar la cancha de juego, en aras de un desarrollo más equilibrado y de una mayor cohesión social. Por ello, el Caribe como región debe de volver por sus fueros, como adalid que ha sido de la lucha en pro de la integración y la autonomía regional. El Caribe todo debe retomar esta bandera y su bancada en el Congreso de la República debe impulsar la aprobación de la Ley Orgánica de Ordenamiento Territorial (LOOT), así como la creación de las regiones administrativas y de planificación territorial (RAP), como paso previo a la constitución de las regiones como entidades territoriales. El trámite y aprobación de la LOOT esta vez puede llegar a ser menos dispendioso, luego de conocerse la Sentencia de la Corte Constitucional CC 1042 de 2007, cuyo Ponente fue el magistrado Humberto Sierra Porto, en el que se acota muy bien el alcance de dicha Ley.
Sólo a través de la integración y la autonomía regional se podrán aprovechar las ventajas comparativas, competitivas y compartidas, se podrá optimizar y potenciar el uso de sus recursos, promoviendo su desarrollo endógeno en el marco de la globalización. Pero, ello no será posible sino sobre la base de la competitividad regional; única forma de sacarle ventaja en lugar de padecerla y la autonomía es el camino para lograrla. Por todo ello y mucho más, la región Caribe se apresta a volcarse a las urnas el próximo 14 de marzo para depositar su voto por la autonomía regional, como un acto de reafirmación de su voluntad y su decisión de emprender el camino para dejar de ser alfil sin albedrío del asfixiante centralismo, para que no nos sigan ninguneando. No es un capricho, es una necesidad. Vamos todo(a)s, Región Caribe ya!

Riohacha, febrero 7 de 2010
www.amylkaracosta.net

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